Cuando se piensa en Nueva York, suelen venir a la mente sus reconocidos rascacielos, los taxis amarillos y la agitada vida de Broadway o Central Park. Sin embargo, pocos saben que la Gran Manzana también ofrece una sorprendente oferta de playas donde disfrutar del sol, el deporte y el descanso, y todo esto a un paso del ajetreo urbano. Lo mejor: muchas de estas costas son accesibles en metro, convirtiendo a Nueva York en un destino ideal para combinar city tour con días de playa.
Desde Brooklyn hasta el Bronx, pasando por Queens e incluso con opciones cruzando el río hacia Nueva Jersey, Nueva York sorprende con rincones costeros ideales para una escapada de sol y mar sin salir del área metropolitana. Para locales y turistas, estas playas se transforman en un oasis inesperado frente al ritmo acelerado de la ciudad. Ya sea para nadar, surfear, tomar sol, hacer un picnic o simplemente relajarse con los pies en la arena y la mirada en el horizonte, NYC Tourism + Conventions recomienda algunas de las mejores playas para sumarle un poco de sal, brisa y relax a tu próxima visita a la Gran Manzana.
Coney Island: la postal vintage del verano neoyorquino
Si hablamos de playas en Nueva York, Coney Island es un clásico que no puede faltar. Ubicada en Brooklyn, esta playa combina una amplia franja de arena con una vibra nostálgica que transporta directo a los años 50. Más allá del mar, ofrece atracciones legendarias como la montaña rusa Cyclone, espectáculos callejeros, un paseo por el icónico boardwalk y, por supuesto, los famosos hot dogs de Nathan’s Famous, sede del mundial de comedores de panchos. En verano, Coney Island se llena de vida con recitales, ferias y fuegos artificiales, en una mezcla única de tradición y entretenimiento para disfrutar con amigos, en pareja o en familia.
Rockaway Beach: la meca del surf en Nueva York
Ubicada en Queens, Rockaway Beach ofrece una escapada ideal para quienes buscan arena, mar y una atmósfera más relajada. Conocida por su espíritu surfero y su comunidad artística, esta playa es la única en toda la ciudad donde está permitido practicar surf, lo que la convierte en un punto de encuentro para amantes de las olas durante todo el año. Bares, food trucks, murales coloridos y un carril bici que bordea la costa completan el paisaje. Es el destino perfecto para pasar el día al aire libre, entre cultura barrial, deporte y brisa marina, sin alejarse del corazón urbano neoyorquino.
Brighton Beach: sabor eslavo y tranquilidad a orillas del Atlántico
Pegada a Coney Island, Brighton Beach ofrece una experiencia completamente distinta, como si fuera un rincón del este europeo incrustado en Brooklyn. Apodada “Pequeña Odessa” por su gran comunidad de inmigrantes rusos y ucranianos, esta playa combina la calma del mar con una fuerte impronta cultural: restaurantes con platos tradicionales como borscht o stroganoff, almacenes con productos importados y un paseo marítimo perfecto para perderse entre charlas en ruso. Con un ambiente más relajado que su vecina, es una excelente opción para quienes buscan playa con identidad y un viaje cultural sin salir de Nueva York.
Orchard Beach: naturaleza, deporte y aire familiar en el Bronx
Orchard Beach es la única playa pública del Bronx y una opción ideal para quienes buscan un plan tranquilo y accesible en el norte de la ciudad. Con su ambiente familiar y una gran variedad de servicios -áreas de picnic, juegos para chicos, canchas deportivas y senderos- esta playa es un verdadero clásico entre locales. El paseo costero invita a caminar, pedalear o simplemente disfrutar del atardecer sobre Long Island Sound. Con su energía multicultural y relajada, combina lo mejor de la vida al aire libre con el espíritu diverso del Bronx.
Fort Tilden: una escapada silvestre en plena ciudad
Para quienes buscan alejarse de los ruidos y sumergirse en un entorno natural casi intacto, Fort Tilden Beach, en Queens, es una paraído escondido. Parte del área protegida Gateway National Recreation Area, esta playa combina dunas, vegetación autóctona y restos de antiguas instalaciones militares que suman un aire misterioso al paisaje. No hay paradores ni servicios turísticos, pero eso es parte de su encanto: aquí la protagonista es la naturaleza. Ideal para largas caminatas, avistaje de aves o simplemente para desconectar y contemplar el océano en silencio, es uno de los secretos mejor guardados del litoral neoyorquino.
Manhattan Beach: Un rincón tranquilo con vista al océano
También en Brooklyn, pero mucho más relajada que Coney Island, Manhattan Beach es ideal para quienes buscan un ambiente más sereno. Con áreas para jugar vóley, tenis y hacer picnic, esta playa atrae principalmente a familias locales. Sus vistas directas al Atlántico y a la costa de Nueva Jersey la convierten en un buen lugar para ver amaneceres o simplemente leer un libro con el murmullo del mar de fondo.
Jacob Riis Park: estilo retro y calma costera cerca del Bronx
Con su distintiva arquitectura art déco que remite a los años 30, Jacob Riis Park es una de esas playas con encanto propio. Aunque pertenece oficialmente a Queens, su ubicación cercana al Bronx hace que muchos la consideren parte de ese distrito. Amplia, serena y con menos afluencia de turistas que otras playas más populares, es ideal para quienes buscan un día relajado entre dunas y cielos despejados. Su Riis Park Beach Bazaar suma un plus con opciones de comida al aire libre, música en vivo y eventos culturales que le dan vida durante el verano. Un rincón perfecto para desconectar sin alejarse del pulso urbano.
Sandy Hook: un pulmón natural a minutos de Manhattan
A solo un ferry de distancia desde el corazón de la ciudad, Sandy Hook, en Nueva Jersey, es una alternativa perfecta para quienes quieren un descanso verde sin alejarse demasiado. Aunque fuera de los límites de Nueva York, forma parte del mismo sistema de parques que Fort Tilden y ofrece playas tranquilas, senderos para caminar o andar en bici, faros históricos y vistas inigualables del skyline desde el agua. Su atmósfera serena y su rica biodiversidad la convierten en un destino ideal para una escapada diferente, en plena temporada estival.
El verano en Nueva York va mucho más allá del cemento y los parques urbanos. Con una sorprendente variedad de playas la ciudad y sus alrededores invitan a vivir el calor entre olas, arena y naturaleza. Ya sea con una tabla de surf, una toalla o una cámara en mano, hay una playa esperándote. Porque en la Gran Manzana, hasta el mar tiene su propio ritmo neoyorquino.